lunes, 25 de enero de 2010

DIARIO DE KITOU AYA XXIII

Capítulo 5- Habiendo entendido la verdad III

Entrenamiento.
1.- Usar un par de muletas. ( Casi me caigo porque no tengo demasiada fuerza en el brazo derecho)
2.- Practicar levantándome de una silla.
3.- Aunque me dIjeron que sería incapaz de andar si no doblaba las rodillas, me mareaba y no podía hacerlo bien.
4.- Trabajos manuales: hacer punto, hacer cosas, etc.
El 20º día en el hospital. Me han hecho el segundo test de mis funciones.
"No hay demasiados cambios."
¡Me escandalicé!
" Pero tampoco has empeorado" añadieron.
¡Eso no está nada bien! Tengo que mejorar- aunque sea un poco.
Fui a la Sala de Rehabilitación. Había muchos adultos discapacitados, pero no demasiados niños. Había un hombre que tenía paralizada una parte de su cuerpo por un choque. Mientras me miraba apretar los dientes al tratar de arrodillarme en una esterilla, se secaba las lágrimas. Con los ojos le dije : "Mira, ahora mismo no me puedo permitir llorar. Siento tanto dolor que quiero llorar, pero me guardaré esto hasta que logre andar. Tú también deberías seguir intentándolo ¿vale?"
Me siento inquieta y preocupada al pensar en el gran esfuerzo que voy a tener que hacer para poder andar. Cuando volví a mi habitación, cogí las agujas de punto - aunque más que coger, sería más correcto decir que las agarré- . Una vez agarradas no puedo soltarlas; mi cuerpo se entumece y no puedo ni abrir la mano ni cerrarla. Me lleva unos 30 minutos tejer una vuelta.
Creo que practicaré la canción de preescolar "Musunde, hiraite" (Aprieta los puños, ábrelos...) manteniéndolo en secreto para que no se enteren los pacientes de la otra habitación.
Siempre que vienen el director del hospital o el doctor a cargo, los siguen muchos internos jóvenes. Su conversación me entristece:
Noticia 1. Mi conexión de programación dentro del cerebelo está rota, por lo que los movimientos que las personas normales pueden hacer involuntariamente son solo posibles cuando la información ha sido enviada a mi cerebro.
Noticia 2. Mi sonrisa ocasional es patológica.
Los internos escuchan atentamente al director o al doctor a cargo, pero yo me siento cortada. No es agradable que se hable sobre ti así. Me gustan los internos porque es divertido hablar con ellos sobre libros o amigos, pero se vuelven diferentes durante esas visitas cuando me observan con curiosidad. De todas maneras, no se convertirán en buenos doctores si no estudian, así que imagino que no tiene remedio.
Me muevo costosamente por el hospital gracias al espléndido servicio de mi silla de ruedas-cuando voy a rehabilitación, a varios tests y al tratamiento para los dientes. He hecho muchos amigos entre los pacientes y las enfermeras. K-san me preparó unas bolas de arroz. El hombre de mediana edad que me dio un melón me invita por las tardes a ver la tele con él. Una enfermera interna me invitó a un helado. La mujer de mediana edad en la habitación 800 me puso unas flores en un jarrón. Leí un cuento infantil con Mami-chan. Siento como si todos fueran parientes. Cuando un hombre de mediana edad abandonaba el hospital me dijo, con lágrimas en los ojos: "¡Aya, esfuérzate hasta el último momento!"
Reálmente, he tenido una magnífica oportunidad para conocer a gran variedad de personas. Todos dicen : "Eres una buena choca, Aya. Te admiro." ( Pero me siento avergonzada porque no creo que sea para nada una "buena chica") Sólamente he estado aquí por muy poco tiempo, pero no olvidaré a ninguno de vosotros.

2 comentarios:

Alberto dijo...

Al final me decidi ^^

Anónimo dijo...

Hola Victoria, encontré tu blog casualmente buscando imágenes de búhos, ha sido un animal que siempre me ha fascinado. Y releyendo algunas cosas que has escrito te digo que se percibe que eres una persona muy especial. Te lo digo con todo el corazón. Te mando mucha fuerza desde Italia.
Beatriz