miércoles, 19 de agosto de 2009

DIARIO DE KITOU AYA XVIII

Capítulo 4, " Ya ni siquiera puedo cantar..." X

Marzo

Enhorabuena a Ako e Hiroki por graduarse en el primer ciclo de secundaria. Ahora debéis hacer frente a los exámenes de acceso al instituto.¡ Buena suerte!

Sintiendo ganas de ir a los campos
Para coger los fértiles brites de cola de caballo.

La lluvia de primavera cae lloviznando en silencio.

Esta primavera solo trae soledad.

Estoy realmente procupada por mi futuro. Ya he dado la espalda a mi vida sin darme cuenta. ¿Qué les ha pasado a mis esperanzas para el futuro? Ya no puedo pensar seriamente en lo que quiero ser en el futuro. Lo dejaré así. Las olas de mi destino me han arrastrado. Ni siquiera sé qué clase de profesiones quedan para mí.
"Habrá otro año." dice mamá.
"Solo me queda un año." pienso yo.
Ya no se cómo salvar este vacío en nuestro modo de pensar.

Los estudiantes que vienen todos los días al colegio desde el Centro de Asistencia Médica del Aoi Tori Gakuen y aquellos que han estado viviendo en el dormitorio desde jóvenes son diferentes para mi. No tienen titubeos y parece que viven sus vidas sin problemas.
"¡ No nos importa algún engaño, pero por lo menos sé puntual!"
Como siempre soy lenta y llego tarde, R-sensei y la matrona jefa me dicen siempre lo mismo. Pero con la limpieza, por ejemplo: soy lenta, pero sigo queriendo hacerla adecuadamente. No puedo engañar de esa manera...

La matrona I es muy amable. Me envuelve en un amor como el de una madre. Me cae muy bien porque me hace sentir relajada. Dice que no puede dormir bien por la noche, así que creo que le daré un animal de peluche. La matrona Y es la que siempre me mete prisa, repitiéndome que soy lenta. Pero me miró en silencio el otro día por unos 10 minutos cuando estaba cruzando el pasillo de 3 metros de ancho en el dormitorio. Su amabilidad difiere en la calidad.

Escuché por casualidad a mamá hablando con una de las matronas:
" Aya estará conmigo cuando yo muera."
No sabía que pensara tan profundamente. Me di cuenta de que eso era amor de madre.

Me olvidé de pulsar el botón para empezar a cargar la Máquina (mi silla de ruedas eléctrica), así que dejó de ser una máquina. Estaba en problemas. La empujé con todas mis fuerzas por la cuesta. Me dolía la zona lumbar. Me tomé un breve descanso en el pasillo comunicado del segundo piso. Podía ver algo pequeño moverse en la ladera cuando miré al suelo. Era un cachorro. Parecía solo.

En ese momento un profesor pasó por ahí. "¡ Ah, a los perros también les gustan los paisajes bonitos! "

Me molestó entonces que los sentimientos que tengas hacia algo que no habla varíe dependiendo de la persona o del humor que se tenga en ese momento.

¿Qué debería hacer después de la graduación? En estos dos años, mi enfermedad ha empeorado mucho. Mamá dice que debería concentrarme en conseguir tratamiento consultando a la Dra Yamamoto. Ya no se trata de si puedo motivarme o no. Tampoco es momento de esperar ánimos. Solo debo continuar.

Puse los pies debajo de la tabla kotatsu calentada y comí algunos aperitivos. Ako se había ido por mi.
" ¡Sigue así Aya!" me dijo.

Últimamente he estado sintiendo algo extraño. A veces mi visión se emborrona y mi cerebro comienza a tambalearse. La forma de mi pie derecho también ha cambiado. La articulación de mi dedo gordo se sobresale y los otros dedos están como aplanados. Me siento asqueada pensando que este es mi pie. Ahora mido 149 centímetros y peso 36 kilos. Espero que mis pies no pierdan fuerza para soportar mi cuerpo.

¿Me oyes, pie feo?
"Estoy empeorando y ya no puedo andar." le dije a la matrona G cuando me ayudaba a recargar la silla de ruedas. "Hubo un tiempo en el que mi enfermedad estaba en un estado leve y podía andar. En ese estado, pude haberme ocupado de los demás en el dormitorio. Pero vine aquí después de haberme vuelto bastante incapaz, y ahora otras personas tienen que ayudarme. Me siento realmente mal por esto...""

Hacia el final, fue difícil sacar las palabras apropiadamente, pero me las arreglé para no llorar.

Mamá lloraba.
"Fue tu destino que enfermaras, y también es nuestro destino como padres tener una hija como tú. Aya, estoy segura de que lo estás pasando mal, pero nosotros lo estamos pasando peor. Así que no te descuides por cosas triviales. ¡Debes vivir con fuerza!"

Cuando volvía al dormitorio para cambiarme de ropa y prepararme para la clase de educación física, se me quedó atascada algo de flema en la garganta. Casi me atraganto hasta la muerte. No puedo conseguir ninguna presión abdominal y no tengo demasiada capacidad pulmonar, así que no podía deshacerme de ella. Era muy doloroso. Siento definitivamente que moriré algún día por una insignificante y pequeña cosa como esta.

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