viernes, 21 de agosto de 2009

DIARIO DE KITOU AYA XX

Capítulo 4, "Ya ni siquiera puedo cantar..." XII

La excursión del colegio

Estaba pensando que sería muy difícil para mi ir a la excursión del colegio. Pero parece que después de todo puedo ir. Mamá vendrá conmigo y papá se quedará en casa.

Registro de mis impresiones
Las Palomas y yo: Parque Conmemorativo de la Paz de Hiroshima.

"Po-po-po" y "kuru-kuru" arrullaban las palomas. Al principio no se acercaban a mi (creo que tenían miedo de la silla de ruedas.) Pero cuando cogí algo de comida para pájaros, vinieron y se posaron en mis hombros, brazos y la cabeza. Me molestó que tanto las palomas como las personas que hecharon la bomba fueran tan calculadores.

Fui al Museo Conmemorativo de la Paz al cabo de unos minutos. Estaba oscuro. Solo las exposiciones son iluminadas intensamente, por lo que predomina un ambiente extraño. Hay un modelo exhibiendo la hora del bombardeo. Una madre y un niño con la ropa destrozada escapaban de algo agarrándose de la mano. Todo al rededor de ellos era rojo por el fuego. Era del mismo color del plasma de la sangre que sale cuando me caigo y me corto.

"¡Es horrible!" masculló mamá detrás de mi. Volteó la cabeza y dijo, "No debería decir eso,¿verdad? Debería decir 'Me siento mal por ellos', porque ellos no querían que fuera así."

Yo no pensé que fuera horrible. Eso no era todo lo que ocurrió en el bombardeo. Eso no era todo lo que ocurrió en la guerra. Una simple niña como yo, que no sabe nada de la guerra, pretendía ser fuerte de esa manera.

Estaban expuestas las grullas plegadas hechas por Sadako, que murió por una enfermedad de la bomba A. Estaban hechas de una especie de papel transparente de cera roja.

¡No quiero morir! ¡Quiero vivir!
Sentí como si pudiera escuchar los llantos de Sadako. Pero, ¿qué clase de enfermedad es la enfermedad de la bomba A? Aún hay personas que la sufren después de 35 años, ¿así que es acaso una enfermedad hereditaria? Le pregunté a mamá, pero no lo sabía exactamente.

Había un caballo disecado con queloides, tejas quemadas por rayos de calor, botellas de sake de 1,8 litros que se habían fundido tomando formas retorcidas, algo de arroz negro chamuscado en una fiambrera de aluminio, ropa destrozada que la gente llevó durante la Guerra, etc.

La realidad de todo esto impone una presión despiadada. No experimentamos la Guerra. Pero no podemos darle la espalda y pretender que no sabemos nada de ella. Tanto si nos gusta como si no, tenemos que admitir que muchas personas fueron asesinadas por el bombardeo en Hiroshima, Japón. Creo que la mejor conmemoración a aquellos que murieron es prometer que nunca dejaremos que vuelva a ocurrir una tragedia como esta.

Al cabo de un rato, me di cuenta de que habían algunos de primaria de Hiroshima en el museo. Estaban mirando las exposiciones y a mi en la silla de ruedas con la misma expresión, como si estuvieran mirando algo horrible. Pensé que no debía preocuparme por las miradas de otras personas .
"Puede que una silla de ruedas y la persona que la maneje sean algo inusual para ellos."
Pensando esto de esta manera pude concentrarme en las exposiciones.

Suzuki-sensei nos llamó y fuimos escaleras abajo. Me sentí aliviada de escapar de los incomodantes ojos y del pesado ambiente.

Afuera había comenzado a lloviznar. Mamá intentó ponerme un impermeable mientras me sentaba en la silla de ruedas. Intenté pararla diciendo, "Eso no es guay." Pero nadie decía nada, así que hice a regañadientes lo que me dijo. También me puso una toalla en la cabeza.

El verdor fresco del parque era agradable. Los árboles estaban húmedos por la lluvia. Brillaban bajo el cielo nublado. Las hojas amarillo-verdosas de los árboles de alconfor se veían preciosas en comparación con sus troncos negros. Quería dibujarlos.

Nos adentramos más en los árboles verdes y llegamos a la Campana de la Paz. El techo circulas sostenido por cuatro pilares representa el universo. Las hojas muertas de loto en el estanque rodeando la campana también parecen tener su historia.
"Quien quiera hacer sonar la campana, que venga aquí." dijo uno de los profesores.
Miré a mi alrededor. Terada-san y Kasuya-san la hicieron sonar.

DONG... DONG...

El sonido se desvaneció en la distancia con una prolongada resonancia.
"Estoy escuchando el sonido de esta campana deseando 'paz' así que debería hacer lo que pueda, aunque no vaya a hacer sonar la campana."
Pensando de esta manera cerré los ojos y recé.

A causa de la lluvia , el agua del Río Ohta era del color de la tierra. Después de que tiraran la bomba, estaba lleno de personas heridas. Lloraban, "¡Hace mucho calor, mucho calor!" Imaginar la escena en mi mente era más horrible que mirar las exposiciones en el museo.

Las palomas vinieron y se posaron en mis hombros y brazos una tras otra. Sus patas eran suaves y cálidas. Vinieron en masa picoteando la comida que sujetaba. Había montones de ellas. Son palomas comunes, así que no son particularmente bonitas. Encontré una con las patas mal. Caminaba a pesar de ser una discapacitada. Intenté dar de comer obstinadamente solo a la discapacitada. Pero no podía hacerlo muy bien. Hay muchas palomas en el parque, supongo que si fuera seriamente discapacitada y no pudiera andar, como yo, puede que no pudiera vivir. Me vino a la mente que debería estar agradecida por haber nacido como persona y así poder seguir viva.

¿Estoy deseando por la 'paz' porque soy una persona que solo puede vivir en un mundo 'pacífico'? Es un deseo vergonzoso.

Al poco rato, también sentí ganas de dar comida para pájaros a las demás palomas, no solo a la que tenía las patas mal. Mientras observaba a las palomas con sus tambaleantes pasos cogiendo la comida, pensé en el sentido de 'bienestar' que tenemos en nuestro mundo humano.

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